Poca gente sabrá lo que es FutureSplash. Un proyecto que nació allá por los coloridos y medio ácidos 90 al ritmo del Bullet With Butterfly Wings de los Smashing Pumpkins. Un editor de animación feo como sólo pueden ser los programas del Windows 95. Pero funcionaba bien, vaya si funcionaba. Era capaz que hasta la persona más limitada creativamente, de esas que usaban Comic Sans porque les parecía bonita, hiciera botar un balón o mover un monigote. Hasta en Disney lo utilizaban.

Con estas premisas apareció Macromedia y decidió, con excelente criterio, adquirir la empresa raíz y toda su propiedad intelectual. Y en 1996 salió al mercado Macromedia Flash v1.0 mientras tronaba el Born Slippy de Underworld. Y evolucionó. Primero se centraron en mejorar la experiencia de animación propiamente dicha, con los movieclips, y luego pasaron a las acciones. Macromedia también tenía bajo su paraguas Director, que estaba más enfocado para aplicaciones standalone, pero compartían núcleo y se retroalimentaban.

Y llega el año 2000. No hay efecto Y2K y mientras suena el Californication de los RHCP, aparece una nueva versión de Flash, la 5. Y con una mejora importante: Actionscript. Un “nuevo” lenguaje de programación (siempre discutimos los mismos sobre lo mismo) de scripting, que bueno, tenía sus limitaciones, pero era tan básico que cualquiera con dos dedos de frente podía programar un botón.

Me acordaré siempre que me lo instalé, lo probé 5 minutos, me dije “qué horror” y lo desinstalé. Menos mal que no me conformé y me lo volví a instalar a los meses, y cómo cambió la cosa. Hasta escribí un par de libros sobre Flash…

Bajo los efectos semi narcotizantes del Satisfaction de Benny Benassi lanzan Flash MX 2004. Y con una major de Actionscript, la 2. El recopetín. La repanocha. La apoteosis de la animación para torpes y la confirmación de programadores de media tecla. La popularidad tanto del plugin como del programa de Macromedia había subido a un ritmo vertiginoso como el Seven Nation Army de los White Stripes. Estamos en el inicio de un mini ciclo donde ser animador/programador de Flash era parecido a ser piloto de línea aérea, astronauta, director creativo ejecutivo de LATAM, Europa y parte de Turquía, cirujano plástico o aún más: crítico gastronómico.

Sueldos por encima de los 50-60k € anuales, momentos de locura… los programadores empiezan a ser sexys (bueno vale, eso no) y los animadores empiezan a programar. Se crea el concepto de programador creativo: aquel perfil que además de saber e implementar un MVC, por ejemplo, es capaz de animar con un gusto más que aceptable. Son buenos momentos, y en Adobe lo saben: compran Macromedia por un poco más que una multa de la zona azul en 2005, mientras suena el The Hand That Feeds de los NIN por la radio. O’Reilly se hace de oro también.

Y Adobe se pone las pilas. Y evoluciona el programa aún más. En 2007 aparece otra major version de Flash con Actionscript 3 y el The Pretender de los Foo Fighters. Si la V2 había creado tendencia, la V3 es otro mundo. Tanto que a veces se siguiera programando en la versión anterior. Empieza a existir un poco de lío: los animadores siguen con lo que están acostumbrados, pero los programadores pierden un poco el norte y se empiezan a crear desarrollos muchas veces tan grandes como complicados de mantener. Y empiezan los problemas.

El principal, aunque siempre sostendré que el único problema, la aparición del iPhone ese mismo año, 2007. No soportaba Flash. Hasta ahora nunca había habido problemas con resoluciones, ni móviles con web, porque no existían. Sí que se podía tener control sobre el tamaño de pantalla y recolocar elementos, algo parecido a lo que pasa con las apps móviles, pero Apple dio la estocada definitiva: no habrá soporte Flash. Y punto.

No pasa nada, ese cacharro lo comprarán 4 gatos con ese precio. Además, ¿navegar por la web con un móvil? ¿dónde se ha visto eso? Ante tal previsión tan peregrina, Flash siguió aumentando cuota hasta casi un 99%: casi todos los ordenadores con acceso a internet en el mundo lo tenían instalado. Pero todo lo que sube, baja.

Con el Lonely Boy de The Black Keys podemos marcar perfectamente el inicio del fin. Lentamente, las vulnerabilidades de seguridad, la cantidad ingente de dispositivos con resoluciones dispares, y sobre todo el cambio de costumbres del usuario fueron mermando a Flash, a la vez que crecía el HTML5, la versión “bien documentada, ejecutada y normativa” de HTML.

Curiosamente, con The Hype de de Twenty One Pilots, el plugin de Flash para web muere. El 1 de enero de 2021 Flash ya no existe. ¿Lo echaremos de menos? No, pero un poquito de nostalgia sí que tendremos. Forma parte de la historia de Internet, eso no cabe duda.