Una consultora de marketing, Faith Popcorn (telita con la traducción al castellano), acuñó en los años 80 el término “Cocooning”, que viene de “Cocoon”, cuyo significado en castellano es “capullo”. O también este otro significado, según el diccionario de Cambridge: to protect someone or something from pain or an unpleasant situation.

Esta protección del individuo, que deja de socializarse y se retira a su hogar convirtiéndolo en su fortaleza, es la tendencia que vislumbró Faith Popcorn en los años 80. Más recientemente se habla de “nesting”, o cómo el individuo convierte su hogar en un nido seguro, disfrutando de él y aislándose del exterior.

En estos tiempos de la pandemia de Covid-19, en los que se limita nuestra movilidad, la práctica del “Cocooning” ha pasado de ser una tendencia a una obligación vital.

Como los gusanos de seda, que en un momento de su desarrollo se ven obligados a hacer el capullo y aislarse del exterior. Es posible que en vuestra infancia hayáis llevado alguna vez estos gusanos a casa en una caja de zapatos, con unas cuantas hojas de morera.

Toda una delicia seguir paso a paso una de las transformaciones más maravillosas del mundo animal: De un huevo eclosiona una larva. La larva evoluciona en su vida como gusano hasta que termina tejiendo su propio capullo, envolviéndose en él. Ahí dentro, sin alimentarse, la crisálida se va desarrollando. Hasta que el animal es capaz de romper el capullo y convertirse en una mariposa la cual, tras el apareamiento con el macho, pondrá cientos de huevos. La mariposa morirá, pero la vida volverá a comenzar con las larvas saliendo de esos huevos.

Pues bien, los seres humanos y las empresas estamos sufriendo en esta pandemia un proceso de transformación que guarda una curiosa similitud con la metamorfosis de un gusano de seda.  Veámoslo etapa a etapa:

LA ETAPA DEL GUSANO

En esta primera etapa después de salir de su huevo, la larva va evolucionando tranquilamente en su vida de gusano, pero desconoce lo que le espera.

Es nuestra apacible normalidad que, de repente, se rompe cuando nos llega el maldito virus y se mete en nuestras vidas.  Entramos en una etapa de Incredulidad. Todo nos parece pura ciencia ficción.

Y en el caso de las empresas, se inicia una etapa de total Incertidumbre, la cual les va a acompañar en mayor o menor medida hasta que la pandemia termine.

LA ETAPA DEL CAPULLO

El gusano, cuando ha llegado a su edad más adulta, teje su propia fortaleza, el capullo. Se recluye y ¡hasta luego Lucas!

¿Y qué nos ocurre a nosotros? La expansión del virus crece, genera un estado de alarma y esto nos lleva al confinamiento.

La etapa del Capullo (“Cocoon”) es nuestra etapa de protección. Nos recluyen en nuestras casas para estar a salvo. Una situación totalmente anómala que nos genera confusión, que poco a poco vamos aceptando y que pone a prueba nuestro nivel de resiliencia.

En las empresas, es la etapa de Contención. Casi toda la actividad empresarial y comercial se ralentiza drásticamente, o se paraliza y entra en un periodo de hibernación.

LA ETAPA DE LA CRISÁLIDA

Dentro del capullo, la crisálida se va desarrollando. Es una etapa de máxima exigencia, en la que el animal no se alimenta ni consume energía, pero consigue adaptarse totalmente a su pequeño zulo y transformarse para que la vida continúe.

En nuestro caso se inicia una etapa de Resistencia. La situación impuesta que vivimos nos obliga a reinventarnos y modificar nuestros hábitos para resistir en nuestro cautiverio. Estamos encerrados, pero más que nunca necesitamos aprender, conocer, descubrir.

Para las empresas es una etapa de Adaptación. Necesitan transformarse para sobrevivir:  digitalización de procesos, teletrabajo de sus empleados, omnicanalidad y asistencia virtual a sus clientes, mejora de la experiencia online de sus usuarios…

Ambos, individuos y empresas, necesitan en un “brainstorming intensivo exprimir la creatividad y agudizar el ingenio para adaptarse y resistir en este nuevo escenario.

LA ETAPA DE LA MARIPOSA

El animal ha ido desarrollando patas y alas. Consigue romper el capullo iniciando una nueva etapa ya convertido en mariposa. Dispuesta a ponerse a volar, a disfrutar, socializarse, aparearse y… dar comienzo a un nuevo ciclo de la vida.

A nosotros nos llega la ansiada Desescalada. Iniciamos una etapa de Liberación, ya podemos salir de nuestro capullo y echar a volar. Eso sí, de forma controlada. Algo que afrontamos con una mezcla de alivio y temor. A muchos les pesa más esto último, lo que les impide desplegar las alas y oímos lo del “síndrome de la cueva o de la cabaña”.

En el caso de las empresas, se inicia una etapa de Afianzamiento. Todo el proceso de transformación de la etapa anterior obliga a las empresas a una toma de posición decidida, para responder fielmente al papel que tienen con la sociedad.

¿Y ahora qué? ¿Estamos en la que llaman “nueva normalidad” o todavía está por venir? Hemos pasado de seguir fielmente, paso a paso, cada una de las fases de un gusano de seda a deambular desorientados entre ellas, entrando en bucle.

Vivimos una situación anormal anti natura en la que no sabemos si somos gusanos –eso sí, en grupos de no más de 6-, si estamos vegetando en forma de crisálida, si tenemos que volver a tejer el capullo o si somos mariposas aunque nos hayan cortado las alas.

En un estado de total desorientación e incertidumbre, convivimos con lo poco que se conoce de este virus, la improvisación y demora en la toma de decisiones, las disputas políticas, la fragilidad de las cifras y la amenaza constante de los rebrotes.

Esperemos que llegue pronto la vacuna para que podamos recuperar la verdadera normalidad que un día perdimos. Porque, aunque cambien las cosas, lo que queremos es poder elegir en cualquier momento entre la apacible vida del gusano, el sosiego de la crisálida, la autonomía de la mariposa o hacer el capullo. Eso sí, a nuestra manera. Libremente.